La violencia contra las mujeres tiene múltiples formas de manifestarse y se ejerce en diversos espacios públicos y privados. La vivienda es uno de ellos, un espacio complejo que puede convertirse tanto en el escenario en el que se reproduce la violencia, como en la pieza fundamental que permite a las mujeres salir de ese contexto, ponerse a salvo y recuperar sus vidas. Por eso, desde Provivienda nos sumamos al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres recordando que para que puedan vivir libres de violencias y construir entornos seguros, la vivienda tiene un papel crucial.
Cada hora, 6 mujeres son asesinadas por sus parejas o por algún miembro de su familia en algún lugar del mundo. (Asesinatos de mujeres y niñas por parte de su pareja u otros miembros de la familia, Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, 2022)
Los datos continúan siendo alarmantes. Las últimas cifras sobre violencia de género evidencian la necesidad de seguir apostando por políticas de prevención, detección y reparación para las víctimas y supervivientes de las violencias machistas. Según la Estadística de violencia doméstica y violencia de género del INE, solo en 2021 se registraron en España 36.362 infracciones penales como lesiones, torturas y amenazas imputadas a denunciados de asuntos de violencia de género, una cifra que ha aumentado un 5,8% respecto a 2020. Cifras tan preocupantes como las recogidas en la Macroencuesta de Violencia sobre la Mujer (2019), en las que se recoge que un 57,3% de las mujeres que viven en España ha sufrido algún tipo de violencia de género a lo largo de su vida, y que el 32,4% reconoce haber sido maltratada física, psicológica, sexual o económicamente por su pareja o expareja.
Según la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, desde que se comenzó a contabilizar en 2013, 1.171 mujeres han sido asesinadas víctimas de la violencia machista; 38 durante el año 2022. Además, los datos de la Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior revelan que en estos momentos hay más de 74.000 casos activos en el Sistema de Seguimiento Integral en los casos de Violencia de Género (VioGén) y más de 42.000 mujeres en nuestro país cuentan con protección policial por vivir con un nivel de riesgo apreciado.
El número de mujeres víctimas de violencia de género aumentó un 3,2% en 2021, hasta 30.141. (Estadística de violencia doméstica y violencia de género, INE, 2021).
Esta violencia afecta también a niñas, niños y adolescentes. Así, el 51,7% de las y los menores que han tenido que convivir con la violencia de género han sufrido también los maltratos del agresor, a lo que debemos añadir las consecuencias que tiene para la infancia crecer en un entorno de violencia. Tampoco debemos olvidar que desde 2013, 48 menores han sido asesinados/as y 365 han quedado en situación de orfandad.
La vivienda como refugio
El hogar sigue siendo el lugar más peligroso para las mujeres. (Estudio Mundial sobre el Homicidio, Naciones Unidas, 2019).
Un «hogar» solo lo es si está libre de violencia. Sin embargo, en muchos hogares la libertad y la integridad física y psicológica de las mujeres, y de las y los menores que habitan en ellos está en peligro. Para que puedan alejarse de la violencia de género y proteger su vida, se necesitan entre otras medidas, políticas de protección y reparación basadas en la vivienda. Viviendas alternativas, adaptadas a sus necesidades y posibilidades económicas y localizadas en entornos seguros que les permitan recuperarse y continuar con sus proyectos de vida lejos de la violencia. Sin embargo…
- Debido a sus circunstancias y a la falta de vivienda asequible, con frecuencia se enfrentan a situaciones de exclusión residencial. Como muestra el Observatorio de Vivienda Asequible, la situación actual del mercado residencial y el precio de la vivienda son responsables en buena medida de que 1 de cada 5 familias monoparentales o monomarentales tengan dificultades para afrontar los pagos de su vivienda (estando más del 80% de estas familias encabezadas por mujeres).
- Si debido a las dificultades económicas se enfrentan a la pérdida de la vivienda, tendrán además mayor probabilidad de volver a sufrir violencia de nuevo. Así lo recoge el Observatorio HATEnto, que advierte de que el 60% de las mujeres en situación de sinhogarismo ha sido víctima de delitos de odio, y el INE, que señala en su última Encuesta que el 10,8% de estas mujeres han sufrido agresiones sexuales.
- Tal y como recoge nuestro informe ‘Cuando la Casa Nos enferma 2. Impactos en el bienestar social y emocional’, el 26% de las mujeres sin hogar se ven abocadas a esta situación por haber sufrido violencia machista, sufriendo una triple discriminación: por ser mujeres, por no tener un hogar y por haber sufrido violencia machista.
Viviendas que facilitan vidas libres de violencias
El papel crucial que juega la vivienda en la vida de las mujeres que han sufrido algún tipo de violencia de género ha llevado a Provivienda a desarrollar algunos proyectos dirigidos a promover su recuperación y reintegración social.
Es el caso del proyecto piloto de Inclusión Residencial para la Promoción de la Autonomía de las Víctimas de las Violencias de Género en la isla de Tenerife, a través del que se realiza desde el pasado mes de enero la mediación socio-residencial necesaria para facilitar a las mujeres que se quedan fuera de los mecanismos de provisión de vivienda una alternativa de alojamiento, mediante la consecución de los siguientes objetivos:
- Promover el acceso y mantenimiento de una alternativa habitacional como parte fundamental de su proceso de recuperación.
- Desarrollar actuaciones de intermediación para la captación, alquiler, gestión y mantenimiento de viviendas.
- Favorecer el acceso de estas mujeres a alternativas residenciales adecuadas, integradas en el entorno vecinal y comunitario, y con rentas ajustadas a su situación socioeconómica.
- Promover su acceso prioritario a la oferta de vivienda pública, mediante un trabajo colaborativo con el Instituto Canario de la Vivienda y los municipios de la Isla.
- Proporcionar programas de preparación, entrada a la vivienda y seguimiento que respondan a las necesidades de las mujeres y a sus propias decisiones.
- Favorecer los procesos de inserción socioeconómica y laboral para garantizar medios económicos suficientes para el mantenimiento de la vivienda.
Financiado por el Instituto Insular de Atención Social y Sociosanitaria de Tenerife (IASS), el proyecto posibilita así que las mujeres que son derivadas desde la Unidad Orgánica de Violencia de Género del IASS puedan acceder y mantener una vivienda con condiciones dignas, procurando además que ésta se encuentre a un precio por debajo del mercado. Tras mantener entrevistas con las mujeres y con sus hijos e hijas, Provivienda establece un Plan de Desarrollo Individualizado ajustado a las necesidades de cada mujer y de su unidad familiar. El proyecto ha posibilitado ya que ocho mujeres hayan formalizado un contrato de alquiler, contando cinco de ellas con menores a su cargo. Asimismo, desde el proyecto se continúa gestionando el acceso a nuevas viviendas y, en la actualidad, se está atendiendo a catorce mujeres más y a los hijos e hijas de éstas para que puedan acceder a un hogar y retomar sus proyectos de vida libres de violencias machistas.
La violencia contra las mujeres tiene múltiples formas de manifestarse y se ejerce en diversos espacios públicos y privados. La vivienda es uno de ellos, un espacio complejo que puede convertirse tanto en el escenario en el que se reproduce la violencia, como en la pieza fundamental que permite a las mujeres salir de ese contexto, ponerse a salvo y recuperar sus vidas. Por eso, desde Provivienda nos sumamos al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres recordando que para que puedan vivir libres de violencias y construir entornos seguros, la vivienda tiene un papel crucial.
Cada hora, 6 mujeres son asesinadas por sus parejas o por algún miembro de su familia en algún lugar del mundo. (Asesinatos de mujeres y niñas por parte de su pareja u otros miembros de la familia, Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, 2022)
Los datos continúan siendo alarmantes. Las últimas cifras sobre violencia de género evidencian la necesidad de seguir apostando por políticas de prevención, detección y reparación para las víctimas y supervivientes de las violencias machistas. Según la Estadística de violencia doméstica y violencia de género del INE, solo en 2021 se registraron en España 36.362 infracciones penales como lesiones, torturas y amenazas imputadas a denunciados de asuntos de violencia de género, una cifra que ha aumentado un 5,8% respecto a 2020. Cifras tan preocupantes como las recogidas en la Macroencuesta de Violencia sobre la Mujer (2019), en las que se recoge que un 57,3% de las mujeres que viven en España ha sufrido algún tipo de violencia de género a lo largo de su vida, y que el 32,4% reconoce haber sido maltratada física, psicológica, sexual o económicamente por su pareja o expareja.
Según la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, desde que se comenzó a contabilizar en 2013, 1.171 mujeres han sido asesinadas víctimas de la violencia machista; 38 durante el año 2022. Además, los datos de la Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior revelan que en estos momentos hay más de 74.000 casos activos en el Sistema de Seguimiento Integral en los casos de Violencia de Género (VioGén) y más de 42.000 mujeres en nuestro país cuentan con protección policial por vivir con un nivel de riesgo apreciado.
El número de mujeres víctimas de violencia de género aumentó un 3,2% en 2021, hasta 30.141. (Estadística de violencia doméstica y violencia de género, INE, 2021).
Esta violencia afecta también a niñas, niños y adolescentes. Así, el 51,7% de las y los menores que han tenido que convivir con la violencia de género han sufrido también los maltratos del agresor, a lo que debemos añadir las consecuencias que tiene para la infancia crecer en un entorno de violencia. Tampoco debemos olvidar que desde 2013, 48 menores han sido asesinados/as y 365 han quedado en situación de orfandad.
La vivienda como refugio
El hogar sigue siendo el lugar más peligroso para las mujeres. (Estudio Mundial sobre el Homicidio, Naciones Unidas, 2019).
Un «hogar» solo lo es si está libre de violencia. Sin embargo, en muchos hogares la libertad y la integridad física y psicológica de las mujeres, y de las y los menores que habitan en ellos está en peligro. Para que puedan alejarse de la violencia de género y proteger su vida, se necesitan entre otras medidas, políticas de protección y reparación basadas en la vivienda. Viviendas alternativas, adaptadas a sus necesidades y posibilidades económicas y localizadas en entornos seguros que les permitan recuperarse y continuar con sus proyectos de vida lejos de la violencia. Sin embargo…
- Debido a sus circunstancias y a la falta de vivienda asequible, con frecuencia se enfrentan a situaciones de exclusión residencial. Como muestra el Observatorio de Vivienda Asequible, la situación actual del mercado residencial y el precio de la vivienda son responsables en buena medida de que 1 de cada 5 familias monoparentales o monomarentales tengan dificultades para afrontar los pagos de su vivienda (estando más del 80% de estas familias encabezadas por mujeres).
- Si debido a las dificultades económicas se enfrentan a la pérdida de la vivienda, tendrán además mayor probabilidad de volver a sufrir violencia de nuevo. Así lo recoge el Observatorio HATEnto, que advierte de que el 60% de las mujeres en situación de sinhogarismo ha sido víctima de delitos de odio, y el INE, que señala en su última Encuesta que el 10,8% de estas mujeres han sufrido agresiones sexuales.
- Tal y como recoge nuestro informe ‘Cuando la Casa Nos enferma 2. Impactos en el bienestar social y emocional’, el 26% de las mujeres sin hogar se ven abocadas a esta situación por haber sufrido violencia machista, sufriendo una triple discriminación: por ser mujeres, por no tener un hogar y por haber sufrido violencia machista.
Viviendas que facilitan vidas libres de violencias
El papel crucial que juega la vivienda en la vida de las mujeres que han sufrido algún tipo de violencia de género ha llevado a Provivienda a desarrollar algunos proyectos dirigidos a promover su recuperación y reintegración social.
Es el caso del proyecto piloto de Inclusión Residencial para la Promoción de la Autonomía de las Víctimas de las Violencias de Género en la isla de Tenerife, a través del que se realiza desde el pasado mes de enero la mediación socio-residencial necesaria para facilitar a las mujeres que se quedan fuera de los mecanismos de provisión de vivienda una alternativa de alojamiento, mediante la consecución de los siguientes objetivos:
- Promover el acceso y mantenimiento de una alternativa habitacional como parte fundamental de su proceso de recuperación.
- Desarrollar actuaciones de intermediación para la captación, alquiler, gestión y mantenimiento de viviendas.
- Favorecer el acceso de estas mujeres a alternativas residenciales adecuadas, integradas en el entorno vecinal y comunitario, y con rentas ajustadas a su situación socioeconómica.
- Promover su acceso prioritario a la oferta de vivienda pública, mediante un trabajo colaborativo con el Instituto Canario de la Vivienda y los municipios de la Isla.
- Proporcionar programas de preparación, entrada a la vivienda y seguimiento que respondan a las necesidades de las mujeres y a sus propias decisiones.
- Favorecer los procesos de inserción socioeconómica y laboral para garantizar medios económicos suficientes para el mantenimiento de la vivienda.
Financiado por el Instituto Insular de Atención Social y Sociosanitaria de Tenerife (IASS), el proyecto posibilita así que las mujeres que son derivadas desde la Unidad Orgánica de Violencia de Género del IASS puedan acceder y mantener una vivienda con condiciones dignas, procurando además que ésta se encuentre a un precio por debajo del mercado. Tras mantener entrevistas con las mujeres y con sus hijos e hijas, Provivienda establece un Plan de Desarrollo Individualizado ajustado a las necesidades de cada mujer y de su unidad familiar. El proyecto ha posibilitado ya que ocho mujeres hayan formalizado un contrato de alquiler, contando cinco de ellas con menores a su cargo. Asimismo, desde el proyecto se continúa gestionando el acceso a nuevas viviendas y, en la actualidad, se está atendiendo a catorce mujeres más y a los hijos e hijas de éstas para que puedan acceder a un hogar y retomar sus proyectos de vida libres de violencias machistas.
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